jueves, 25 de octubre de 2007

Nunca más - Sivoli

Despertó y se encontraba tumbada sobre el mullido sofá. En la misma estancia. ¡Carajo! ¡nada había cambiado!

Había pasado mil veces por la pequeña puerta, probado amargas lágrimas que la hicieron naufragar desconsolada, se sentía llena de pedazos de seta y estaba harta de crecer y encogerse una y otra vez. Las galletitas no le habían gustado nunca y ahora, después de leer hasta la náusea avisos imperativos como “bébeme”, “cómeme”, “tómame” y muchos más, planeaba escaparse de esa absurda historia en que se encontraba atrapada.

¡Estaba harta! Harta de deambular de un lado a otro en medio de puros dementes y paisajes incomprensibles. Pero ¡no más! Escaparía y jamás volverían a saber de ella. Nunca más.

El orate que escribía esa prisión para ella seguramente estaba tratando de meterse en el espejo de nuevo. Por las tardes, ella le observaba expectante desde esas páginas. A veces lo veía sentarse a leer lo que había garabateado, para luego sentir como lo tachaba y volvía a repasar. Luego, instantes después (a veces horas, a veces días) volver a escribir. Otras, sólo leía lo ya escrito, se incorporaba y se desnudaba para tratar de meterse en un gran espejo que tenía en la estancia. Loco, a fin de cuentas. Orate con impulsos de escritor. Estaba harta, además, ¡ella no podría leer nunca el final de esa historia!

No más. No más locos, ni conejos corriendo con relojes a cuestas, ni reinas con desplantes asesinos, no más criaturas como el lirón, ni como la oruga. Esa tarde lo haría. La puerta quedaba a veces abierta y así como se entra por ella, también se puede salir. Esa tarde era propicia. Saldría y nadie sabría nunca más de ella.

Y tal vez antes de salir, le diera una patada al pinche gato.


Sivoli

http://sivoli.blogspot.com

22 comentarios:

LustLady dijo...

Qué te digo? Me gustó mucho tu adaptación del cuento del orate aquél. Pero ayudame a saber si comprendí bien: ¿Alicia es a la vez la lectora del cuento y la que tiene que "actuarlo"? esa parte me quedó confusa, aunque tratándose del cuento que se trata no me sorprende.
Lo que no me gustó es la patada al gato ¬¬

Jorge Luis dijo...

Alicia ve al orate desde las páginas que éste escribe. Y no siento que las lea, sino que las vive (o las padece, más bien).

¿Qué más? Me encantó ver la visión de mi personaje favorito de la infancia.

Unknown dijo...

Historias sin sentido, a las que terminamos por acostumbrarnos, hacen parecer absurdo todo lo que vívimos.

Luis dijo...

Me gusto el crossover.

Sivoli dijo...

Alicia siempre fue berrinchuda e impulsiva. Por eso se metía en tantos pedos.

arboltsef dijo...

Sí, que le dé la patada al pinche gato.

La idea de Alicia rompiendo la cuarta pared no es nueva, pero siempre me ha parecido entretenido cuando los escritores se revelan. Recontar las historias que creíamos universales.

Muy chido.

Triquis dijo...

Híjole, yo quería ser muy dura con tu texto porque tocas una de mis obras favoritas. Pero creo que el ejercicio estuvo muy bien logrado. Es un buen texto. Me gustó tu idea.

Y sí, seguramente Lewis Carroll estaba loco.

Saludos

elmonares dijo...

Yo le ayudo a patear al pince gato.
Definitivamente estaba loco ese cabrón.
Muy chido.

Cazador de Tatuajes dijo...

Que bueno está! No se porque Alicia tenga tanta tela pa cortar.

Me gustó mucho, logradísimo.

E.M. Acosta Bolívar dijo...

jajajajaja... primer comemtario q escribo sin leer a los demas...
me gusto muchisimooo...
como me rei...
pinche gato!
lectura y libro. buenisimo. jajajaja

La Rosy dijo...

me gusto la patada al gato

Lu García dijo...

Oraas, todos contra el pobre gato!

Ya hasta se me olvidó que iba a escribir......

Celestissima dijo...

Nos ganaste con la patada al gato.

Semidios dijo...

La ultima vez que me comí una chinagdera en un concierto soñe algo parecido, te quedo a toda madre.

Gatofóbicos, snif

Katsya dijo...

Si, pobre Alicia entre locos. Muy buen texto, aunque hay algo que no me gusta ni tantito. La aversión a los felinos. Excelente texto.

Unknown dijo...

no mames wey, ta bien curado a la madre!!!

El Mulder dijo...

Yo no le tengo miedo a los gatos, nomás soy alérgico por lo que si se me acerca uno seguro lo regreso a patadas.

Buen texto, bien loco, casi como el original (que siempre me dio hueva).

LustLady dijo...

Pobre gato!!! mejor dénmelo para que nadie lo pateé ¬¬

Ricardo Arce dijo...

(nomás me faltaba comentar aquí)

Pero dicen que lo mejor viene al final.

Toy de acuerdo con la patada, con la narración, con el texto, con los comentarios.

Estoy harto, pero me gustó un chorro y dos montones.

Raúl Jiménez Jiménez dijo...

Me gustó bastante. Pero por otro lado a mí siempre me fascino la historia de Alicia, y todas las versiones, interpretaciones, analogías y parodias que me haya podido encontrar, así que mi manera de leerlo tal vez no sea lo suficientemente objetiva, pero vale. Propiamente siento que Alicia no lee, sino experimenta las palabras de Carrol; como ya lo señaló Jorge Luis más las vive que las lee así que en términos estrictos no satisface muy bien el carácter del ejercicio. Empero, el detalle que le instruye sobre el que deba beber, comer o tomar algo es el nexo más fuerte que encuentro con el acto de la lectura en sí, y puedo pensar que ése es el eje central sobre el que gira tu ejercicio, o tal vez sea Carrol releyendo lo anteriormente garabateado; como sea, pudo haber tenido un vínculo más perceptible con la lectura, pero me gustó.

¿Y por qué todos a patear al gato? Si era pocamadre leer cómo castraba a medio mundo con sus mamadas. Montoneros me tenían que salir….

Ana De Longa dijo...

Coincido con León. el texto me parece tremendo, la idea es muy buena, pero creo que la conexión con el acto de leer no es muy fuerte. Alicia no leé a Caroll, Alice siente, vive y reacciona segun los caprichos de Caroll. La diferencia entre Alicia y un lectr cualquiera es que ella tiene un rol activo, miéntras que el lector es pasivo, se atiene a lo ya escrito, no participa de manera directa.

Me gustó.

Iosephus dijo...

Muy buen texto y me gusta la idea de que sea la lectura la que se revela contra el escritor. Y también una patada al gato. Y a algún chihuahueño. Ya sé que no tiene nada que ver pero me revientan la madre.