“Julenvarteja, el cazador de tatuajes” - Edo
Trazando conjuros en las hojas decoloradas de tu soñado futuro,
Prendes el fuego,
Y la estrella eyacula su poema bajo el cráter de tu ego,
Cazador de nubes blancas coloreadas sobre espejos.
Los tatuajes de tu cara,
Están dentro de un frasco saturado de fetos,
Procurando no apagar el fuego,
De “tus súper alas”, “tu corona”, y “tus mujeres de madera”.
Maestro de antorchas mojadas,
Enano que huye del explorador,
Posees la verdad,
El cofre que encubre su trama teatral,
De hogueras, alas, escobas y varas empuñadas rezando en mapudungún.
El color se esfuma como tu palabra al sauce,
Cada luz, se estremece con la estela personal,
El sendero de la locura y la hora bajo la carne reseca,
Observa desde la butaca los besos al noroeste de la pradera,
Secados por el oráculo.
Sed tenemos los ojos del océano,
Pero el que tatúa anhelos en la cerveza sellada,
Posee el trono empapado en polvo,
Escupes bajo tus aposentos,
A los peones carentes de tu cultura.
Luz potente, trazando cuentos personales,
El rayo deja novelas de acuarelas de babel,
No es culpa del que relata,
Toparme con mudos que no hablan, pequeño guerrero lapón,
Vengo desde el sur, con una canasta y paja bajo los talones.
Aprended del segundo,
El oleaje que moja tus uñas, y se aleja,
Cada marca, nace del sexo lejano a la montaña,
De un suelo extranjero,
De un escupo en la letra,
De un tambor con manos, y cortadas orejas.
Estoy nadando, por los cuervos que lloran,
Trazando conjuros en las hojas decoloradas de tu soñado futuro,
La condena de creer ser el ave,
Que vuela sobre cuerpos blancos.
(Escrito sin la vocal “i”)
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